Observa que las obligaciones de información en cuestiones energéticas, como parte de un marco, son esenciales para evaluar los avances y la aplicación de la legislación vigente en materia de eficiencia energética; lamenta, no obstante, las excesivas obligaciones de información, también debido a la sobrerregulación de los Estados miembros, a que se ven sometidos los productores de energía, las empresas, los consumidores y las administraciones públicas y que limitan el potencial de crecimiento e innovación; subraya que las obligaciones de información deben simplificarse siempre que sea posible a fin de reducir las cargas y los costes administrativos; critica el hecho de que los datos obtenidos de la información a menudo no son comparables
...[+++]en toda la Unión debido a los distintos desgloses, metodologías y normas; pide a la Comisión que reduzca, en particular mediante soluciones digitales, la carga administrativa relacionada con las obligaciones de información y que establezca más directrices sobre la comparabilidad de los datos con vistas a una mejor evaluación de estos; pide que se adapten las proyecciones de demanda de energía al potencial de ahorro rentable en los principales sectores, y cree que la reducción de los trámites burocráticos acelerará la aplicación de medidas de eficiencia energética; observa que la aplicación del principio de «primero, la eficiencia energética» exige revisar la planificación energética y la información y mejorar la coherencia de las políticas, a fin de garantizar su refuerzo mutuo, reconociendo que el ahorro energético constituye la fuente de energía principal y más segura para Europa; señala que la eficiencia energética puede ser la mejor inversión en «fuentes» de energía, por la reducción de la necesidad de costosas infraestructuras de suministro adicionales y la contribución a la lucha contra el cambio climático.Notes that energy reporting obligations as part of a framework are essential to evaluate the progress and implementation of existing energy efficiency legislation; regrets, however, the excessive energy reporting obligations imposed, also by gold-plating by Member States, on businesses, energy producers, consumers and public authorities, which limit the potential for growth and innovation; stresses that reporting duties should wherever possible be simplified in order to reduce administrative burdens and costs; criticises the fact that data obtained in reporting are often not comparable across the EU due to different breakdowns, methodologies and standards; calls on the Commission to reduce, including through digital solutions, the admin
...[+++]istrative burden related to reporting obligations and to establish more guidelines on data comparability for better data evaluation; calls for aligning energy demand projections in line with cost-effective saving potential in key sectors, and believes that cutting red tape will speed up the implementation of energy efficiency measures; notes that applying the ‘energy efficiency first’ principle requires reviewing energy planning and reporting and improving policy coherence in order to ensure their mutual reinforcement, recognising that saving energy is Europe’s first and most secure source of energy; notes that energy efficiency can be the best energy ‘source’ investment, improving affordability of energy, driving down the need for additional and costly supply-side infrastructure and helping tackle climate change.