La escasez de agua se convertirá en uno de los principales problemas y las estimaciones apuntan a que para 2030 casi la mitad de la población mundial vivirá en zonas de gran escasez de agua[11]. Surgen nuevos riesgos con consecuencias
potencialmente muy perturbadoras (los fenómenos vinculados a la meteorología espacial, los sucesos como el desastre triple de Fukushima en 2011, que implican peligros múltiples, los riesgos de la era digital y deriva
dos del uso de alta tecnología, incluido el peligro de ataque cibernético). A menudo se s
...[+++]ubestiman y reciben una escasa cobertura mediática sucesos de alto riesgo (sucesos a pequeña escala, muy frecuentes y localizados, como inundaciones repentinas, incendios o deslizamientos de tierra) que comprometen el desarrollo local y la competitividad nacional. Las economías están cada vez más globalizadas y estructuradas en torno a complejas cadenas mundiales de suministro, como dejaron patente las inundaciones de 2011 en Tailandia; el impacto económico de un desastre puede repercutir en empresas y economías del otro lado del planeta. El empeoramiento de la situación económica y financiera no favorece la financiación asignada para garantizar la gestión del riesgo de desastres en los presupuestos nacionales.Water scarcity is projected to become a major problem with almost half the world's population living in areas of high water stress by 2030[11]; New risks are emerging with potentially highly disruptive consequences (space weather related events, multi-risk events such as the 2011 Fukushima triple disaster, risks in a digital and high-tech era
, including cyber risks); Extensive risk events (small scale, highly frequent, and localised events such as flash floods, fires and landslides) are often underestimated and under-reported but they nevertheless undermine local development as well as national competitiveness; Economies are globalise
...[+++]d and increasingly structured around complex global supply chains; as demonstrated by the 2011 Floods in Thailand the economic shock of a disaster can ripple out to economies and businesses on the other side of the world; Economic and financial downturn puts pressure on national budgets to secure disaster risk management funding.