Por grande que sea el terror, no debemos permitir que se desvanezca la esperanza, y la forma de que perviva es a través de las mujeres y los niños: la esperanza de que volverán a poder trabajar como agentes de policía, como políticas, como médicos, como profesoras universitarias, como ya lo fueron con Sadam, por muy dictador que fuera.
No matter what the terror, hope must not be allowed to die, and it is through women and children that it lives on – the hope that they will again be able to work as police officers, as politicians, as doctors, and as university professors, as they did under Saddam, dictator though he was.